La revelación consiste en perderse por Julieta Pons
La posibilidad de expresar lo esencial de una cosa significa prescindir de lo irrelevante. Cristina recurre al primitivo proceso de abstracción para convertir en materia un sinfín de manifiestos interiores, imposibles de clasificar.
La serie «Perderse» (2022) se gesta con la intención de recomponer fragmentos de una amnesia temporal que la artista sufrió; aunque, ¿cómo recuperar aquello que no se conoce? Ausente de sí, y como un acto de fe, debió creer en esos relatos ajenos que intentaron, sin éxito, rememorar discusiones, sitios, miradas y sueños de un momento que quedó por siempre encriptado en un vaciadero de imágenes
sin raíz.
La artista afirma que su único aliado en rescatar alguna resonancia es el color. Recuerda y orquesta en manchas de color. La carencia de cualquier evocación descriptiva de sus memorias, parece dotarla de una libertad que la separa de la
representación fiel de un motivo forzoso.
Así, los papeles son susceptibles a ser ensayos de esa reconstrucción para luego ser el lienzo el que cobija la experiencia más abrumadora.
Mayo 2023,
Curadora Julieta Pons
DIÁLOGO. Entre el caos y el silencio por Blanca Monzon
Sabemos que apuntalar la abstracción extrema de la obra, representa un deseo constante que remite a transmitir al espectador tanto su sentimiento, como su significado.
Cristina Mazzucchelli insiste en esta estrategia como un modo de darle forma a esos sentimientos, que surgen cada vez que nos enfrentamos a lo incognoscible.
Blanca Monzon
Buenos Aires, Argentina. 2017
Entre el caos y el silencio. por Rebeca Mendoza
La pintura de Cristina Mazzucchelli se gesta en su interior, es una pintura genuina en su desarrollo y un camino de honestidad en su estética. Podríamos situarla dentro del amplio espectro del expresionismo abstracto.
Cristina elabora sus superficies con una fuerte intervención corporal. Trabaja con la acción, con el cuerpo, con la adrenalina que surge entre ellos. Es intensa y, en muchos casos, resuelve la composición directamente hundiendo sus manos en la materia —el acrílico— para aplicarla sobre la tela sin dubitaciones ni vuelta atrás. Esta manera tan arriesgada de trabajar deja vibrando sobre la tela partículas vivas de sus emociones, de su intensidad, de su sentir, de su palpitar en la obra. El negro, dominante en sus planteos, oficia de protagonista no solo en los planos principales, sino en los grafismos presentes, cuyos diálogos generan textura y tensión en la composición.
La artista toma su formación académica para romperla y genera una dialéctica personal que da vida a su estética. En una paleta austera, como ya mencioné, con el negro como protagonista, Cristina lleva a los extremos la tensión de sus gestos. En sus cuadros, podemos percibir un juego de seducción entre la unión y la desintegración, que nos permite ver dos caras de una misma realidad.
La obra de Mazzucchelli es espontánea en su resolución, intensa en su caudal, intuitiva y auténtica. En su propuesta, los planteos plásticos —perspectiva, tensión, movimiento, grafismo— se ponen en escena como consecuencia natural de la manifestación de energías impulsivas, todo esto trabajado desde la libertad consciente de la artista.
Su proceso es adrenalínico, es un juego en el que el vértigo y la emoción, motor y combustible de su búsqueda, generan un diálogo fértil entre el caos y el silencio.
Rebeca Mendoza
Artista Plástica
Buenos Aires, Argentina. 2017
CRISTINA MAZZUCCHELLI. por Marco Otero
Toda vez que escribo un texto sobre la calidad de un discípulo me asalta una sensación de placer y riesgo.
De placer por qué es una oportunidad de poder describir la obra de un alumno, que pertenece a mi labor docente y de riesgo, por no poder quizás alcanzar las palabras necesarias, oportunas y obviamente honestas para poder realizarlo con la calidad que se merece.
Cristina tiene la tipicidad de aquellos que necesariamente llegarán a ser artistas reconocidos, sólo será cuestión de tiempo, dispone talento y perseverancia indispensables para lograrlo.
Cuando esto se reúne en una persona como Cristina, el único riesgo que deberá afrontar, será enfrentarse y soportarse a si misma.
Saber detectar, sin prisas ni urgencias el momento y la oportunidad para poder mostrar en el lugar adecuado su propia obra, no será cosa fácil, son las reglas del mercado del arte.
Situación nada fácil de sobrellevar. La oportunidad a veces resulta esquiva y comienza a recorrerse un campo minado para el espíritu llamado desazón, en el que no debe caerse jamás.
Su obra, soy fiel testigo de ello -todos saben que no regalo nada- cada día crece en calidad agregando propuestas, que no le temen al riesgo que eso conlleva. Digo más, posee ese don que pocos artistas ejercen: “no importa cuántas veces me caigo sino las que me levanto”.
Marco Otero
Artista Plastico
Buenos Aires, Argentina. 2015